Día 10: Hue
Una de las cosas que más nos incomoda de Asia es
la insistencia con la que los vendedores intentan venderte cosas después de pasar
una noche en un bus que no para de tocar la bocina. Llegas dormido a una nueva ciudad,
y ahí están todos los taxis motoristas. Poco entienden ellos que recién levantado
uno, cuanto más te molestan, de peor humor te pones. Al final conseguimos unas motos
que nos llevaron a ver un hotel cerca de donde queríamos ir nosotros. Si bien el
precio estaba bien, seguimos buscando. Al final conseguimos uno mejor por el mismo
precio en la calle de al lado. Ya con el hotel reservado nos fuimos a desayunar
y en dirección al centro. Desayunamos unos bocadillos de tortilla muy baratos,
y por la calle nos ofrecen llevarnos a las tumbas (que están alejadas del
centro) a nosotros solos en barco, y aceptamos. Quizás el precio fue un poco
elevado, pero sino es muy probable que no hubiésemos ido.
Hay varas tumbas muy
vejas en este pueblo, algunas desde 1700. Muchos emperadores tienen sus tumbas
sagradas por estas zonas. Nosotros solo fuimos a visitar una de ellas. El recorrido
en barco fue de una hora, y una vez allí nos tocaba caminar hasta el recinto
que solo eran 20 minutos caminando. Hoy el sol está muy traicionero, y el camino
no se hace nada fácil (menos mal que llevamos gorros). Encima para colmo de
males, cuando estábamos por llegar, presenciamos un accidente en el campo de un
campesino que se le volcó el mini tractor lleno de arena, con la mala suerte de
que se le quedó la mano atrapada y quedó sepultado bajo la arena. Fuimos
corriendo a enderezar el tractor mientras otras personas, después de unos
minutos agónicos, pudieron liberarle. Suerte que le pasó con gente cerca ya que
por poco no se murió asfixiado. No hace falta decir que presenciar esto nos dejó
muy tocados y en shock por un tiempo. Al llegar a las tumbas nos tomamos una coca
cola para subir el azúcar e intentamos dejar los malos recuerdos de lado.
Las tumbas no nos parecieron nada del otro mundo. Creemos que es una excursión que se pueden omitir sin preocuparse, pero claro, quizás fue porque la experiencia no fue del todo buena.
De camino al bote le pagamos a una moto para que nos llevase porque ya había pasado mucho tiempo.
La siguiente parada fue una pagoda que estaba más
bien camino al centro, y aunque es gratis, tampoco tiene mucho interés para nosotros.
Finalmente nuestro botero nos dejó cerca de la
ciudadela, y después de tomarnos un café con leche condensada y hielo, ya estábamos
listos para caminar la ciudadela entera.
La ciudad a diferencia de las tumbas nos ha
gustado mucho más. Si bien el precio de la entrada es el mismo (unos 10 dólares)
aquí los jardines están mucho más cuidados, y se hace mucho más ameno visitar
todo lo que hay entre estas murallas.



Al final del día creíamos que teníamos una insolación
y Helios no se encontraba muy bien. Asique cenamos en un sitio de lujo donde hicimos
nuestros propios rollitos vietnamitas, nos acercamos al mercado y nos fuimos derechos
al hotel para descansar.
Por suerte la fiebre de Helios solo ha durado
una noche y al día siguiente no se ha encontrado mal.
Día 11: Hoi An
El trayecto entre estas 2 ciudades solo es de
4 horas, asique cogimos uno que salía pronto para poder pasar la tarde en esa ciudad,
que a muchos les parece la más encantadora.
Llegamos pronto y como siempre contratamos un
hotel de esos que están preguntando a la parada del autobús (este especialmente
porque salió 8 dólares con piscina y transporte al hotel. Como nos gustó mucho
nos quedamos 2 noches. Después de
refrescarnos en la piscina nos pusimos a caminar por esas mágicas calles.


Nuestra primera parada fue a tomarnos un mojito
con vistas al canal. Luego hemos mirado tiendas y visitado edificios de estos
que siempre te dicen que tienes que mirar, como el puente japonés o los templos.
Lo que más nos ha gustado de aquí es callejear
y probar todo tipo de comida callejera, como unos dumplings de gambas, postres típicos
o fritadas...








Aprovechamos para pasear por el mercado y
contratar el tour para mañana antes de encerrarnos en el hotel para pasar la
noche. Cuando íbamos a salir a cenar, estaba lloviendo así que nos hemos
quedado sin cenar.
Día 12: Hoi
An (my son)
Hoy hemos pagado un tour para que nos vengan a
buscar al hotel, nos lleven a unas runas llamadas My son y nos trajeran en
barco a la vuelta con cena incluida.
El camino de ida se nos ha hecho eterno. Si bien
son solo 50 kilómetros de distancia, el chofer no paraba de tocar la bocina
cada 2 segundos y esto a lo largo de una hora se hace muy molesto.
Las runas eran de un tempo budista y nos costó
encontrar un balance entre escuchar al guía o sacar fotos.




En el camino de vuelta hemos vuelto hablando
con unos colombianos que llevan en Sydney muchísimos años, así que les interrogamos
con preguntas que nos podían llegar a ser útiles en un futuro.


A la vuelta nos dejaron justo delante del
puente japonés. Nos pusimos a caminar y a buscar algún sitio que vendiesen
cervezas a buen precio.
Después de reservar el bus para el día siguiente
encontramos en la calle de detrás de nuestro hotel un sitio donde vendían el
vaso de cerveza a 20 céntimos y encima si compras 2 te regalan un tercero.
Hemos cenado en Cafe 41 y totalmente recomendable. Los precios son muy económicos
(aunque las porciones no son grandes) pero sin duda fue la comida más deliciosa
que hemos probado en el país. Tanto nos gustó que pensamos volver al día
siguiente.
Día 13: Hoi
An y night bus
Hoy que era el día que tenemos pensado ir a la
playa, pero no paró de llover en todo el día. Así que en lugar de salir del
hotel, solo usamos la piscina privada y nos quedamos haciendo tiempo hasta que
por la tarde salió el bus que nos llevó a nuestro siguiente destino: Nha Thang
Antes de irnos obviamente volvimos al restaurante
del día anterior, y eso sí que fue un acierto.
Día 14: Nha Thang
Llegamos a nuestra destinación a primera hora
de la mañana, y lo primero que hicimos como de costumbre fue escuchar ofertas de
hoteles. Después de considerar ofertas conseguimos uno a primera línea de playa
por 8 dólares y nos fuimos a dormir un par de horas extras. Cuando nos
levantamos, nos comimos un sándwich en la esquina y fuimos directos a la playa.
Esto es lo que vinimos a hacer aquí: Playa!




Conseguimos unas tumbonas con sombrilla que
nos pareció bien de precio y a leer!
Para cenar, solo tuvimos que callejear hasta
que encontramos más hacia el interior un puesto típico y nos comimos unos siaopaos
y sándwiches con zumo de caña de azúcar para acompañar.
Día 15: Nha Thang
Lo primero que hicimos por la mañana fue
reservar el bus para el siguiente día a primera hora de la mañana. Y ya habiéndonos
sacado el tema de encima, desayunamos en un sitio con un coco y unos sándwiches
de tortilla muy baratos, y fuimos a la playa. Esta vez nos hemos puesto en el puesto
de al lado y nos ha saldo un dólar más barato. El resto del día se pasó entre libros
y baños.
Ya una vez que el sol estaba más bajo y no picaba
tanto, nos fuimos a ver el buda que está más en el interior. Nos costó un rato
llegar hasta él, y para cuando llegamos ya se estaba haciendo de noche.
La vuelta
fue mucho más amena, y ya sin prisas íbamos comprando todo lo que veíamos por
el camino como zumos de caña de azúcar o siaopaos.
Día 16: Mui Ne
Hoy nos levantamos pronto para ir a la parada
del bus. Toda la mañana nos la pasamos leyendo en el bus. Debíamos haber
llegado a Mui Ne a la 1.30 pero llegamos una hora más tarde porque pinchamos
una rueda.
Si hubiésemos querido quedarnos en este pueblo
de playa menos de 24 horas, no hubiese sido posible ya que las excursiones
salen a las 4 de la mañana para que veas el amanecer en las dunas y terminan
sobre las 9. Como nosotros no queramos correr tanto pensamos que era mejor
quedarnos 2 noches y alquilar una moto y recorrerlo todo a nuestro ritmo.
Lástima que las playas de aquí no tenían
tumbonas y no nos gustaron mucho. Creo que hubiésemos preferido un día más en
Nha Trang y correr un poco en este pueblo, pero a lo hecho pecho.
A la noche, después de haber recorrido la
calle del pueblo, cenamos en el restaurante de nuestro hotel. Una cosa que es fenomenal
de aquí es el pescado y el marisco. Es muy famoso por la cantidad y calidad. Además
está muy bien de precio. El primer día cenamos pescado.
Día 17: Mui Ne
Alquilamos la moto y nos pusimos en dirección
norte. Lo primero que pasamos fue el mirador que daba al pueblo pesquero. Las vistas
son sin duda mucho mejor que el olor de allí, jajaja
Luego hicimos los 30 km que faltan hasta las
dunas blancas. A mitad de camino nos paró un policía, y después de pedirnos el
carnet (y quedarse a cuadros cuando ve que está en inglés) nos multa por ir a
45 en carretera de 40. Nosotros no podíamos comprobar a la velocidad que íbamos
ya que el velocímetro estaba estropeado. Así que con toda la rabia del mundo le
pagamos los 36 dólares que nos pidió de multa. Sin duda hubiese salido más
barato venir con la excursión. Pero quien quiere tener que hacer todo corriendo
cuando tienes todo el día para visitar las cosas…
Intentando pensar en otras cosas, llegamos a
las dunas blancas y nos sacamos foto desde lejos porque no nos apeteció pagar
un quad para recorrerlas.
Volvimos dirección al pueblo con miedo de que
nos volvieran a multar. Llegamos a las dunas rojas y, antes de ir a sacarnos
fotos, nos tomamos un café con leche condensada y hielo que tanto nos gusta.
Ya estábamos prácticamente en el pueblo, y la última
parada era el gran mini cañón. En el que se camina por el rio descalzo hasta el
final para ver una cascadas.
El rio con las “paredes” rojas es digno de admirar.
A mitad de camino paramos en una caseta que vendía cocos a buen precio, y aprovechamos
para descansar.
Al terminar pasamos por un kebab y nos comimos
un kebab y un batido mixto de frutas.
Como aun nos sobraba un litro de gasolina y un
par de horas de sol, fuimos a recorrer las playas a ver si mas a sur había
playas con tumbonas. Y efectivamente mucho más al sur las playas tenían más orilla.
Hemos flipado con lo largo que es el pueblo, y pensar que en la guía del 2010
parece que el pueblo era una décima parte de lo que es actualmente.
Le regalamos el resto de la gasolina al de
nuestro hotel. Devolvimos la moto, nos aseamos y fuimos a cenar en frente del
mar. Cenamos unos langostinos y sepa rebozada riquisimos.
Día 18: Mui Ne - Saigon (Ho Chi Min)
La mañana la pasamos de perreo en el hotel. Queríamos
ir a la playa, pero dentro de la habitación con el aire acondicionado se estaba
de lujo. Y mejor nos duchamos en lugar de meternos en el mar. El autobús que salía
a la 1 del mediodía, así que después de hacer el check out a las 12, nos fuimos
a comer antes de ir al autobús. El viaje fueron 4 horas que aprovechamos para
leer y descansar. Este era nuestro último trayecto en sleeping bus y lo vamos a
echar de menos.
En el camino paramos en un sitio donde vendían
dragon fruit (fruta del dragon), y no pudimos resistirnos.
Al llegar a la gran ciudad esta vez no había
nadie esperándonos para ofrecernos hostales, y nos tocó ponernos a caminar y
buscar por nuestra cuenta. Finalmente en una calle un poco escondida nos
dejaron las habitaciones de la última planta a 10 USD. Es lo más barato que conseguimos
y ya nos pareció bien.
Como solo nos quedaban 2 días en este pueblo,
hemos preferido hacer lo que nos queda con excursiones, y aunque gastaremos un
poco más que yendo por nuestra cuenta, nos aseguramos que no haya contratiempos
y perdamos la oportunidad de realizar las 2 cosas que teníamos en mente.
Después de reservar el tour para el día siguiente
al delta Mekong, nos fuimos a buscar un sitio para cenar. Después de callejear
esas calles tan concurridas e iluminadas, elegimos un puesto callejero que vendía
todo tipo de marisco a buen precio. Pedimos
unas almejas que como las cocinaron tan ricas pedimos también caracoles. Madre mía
con la salsa de los caracoles. Además pedimos un batido de aguacate (después de
todo el viaje intentando conseguirlo, lo hemos conseguido a días de irnos).
Después de tomarnos unas cervezas en un sitio
repleto de libros, nos fuimos al hostal a descansar que al día siguiente a primera
hora de la mañana había que estar despiertos para la excursión.
Día 19: Delta Mekong (Ho Chi Min)
Nos pasaron a buscar a las 7.30 y ya estábamos
desayunados y preparados para la excursión. El guía que nos tocó fue muy simpático
y nos explicó un montón de cosas de la vida en la gran ciudad, de la vida cerca
del rio y de la vida en Vietnam en general. Si bien el viaje fue de unas 2
horas, entre libros y explicaciones se nos pasó bastante rápido.
En medio del camino paramos a tomar café en un
bar en el que tenía hamacas paraguayas en cada mesa. Nos contó el guía que es
para que los de las motos puedan descansar la espalda.
Viajando en barca nos acercamos a una de las islas
más importantes del rio y allí nos dieron para tomar un té de miel que era
excelente. Lástima que Australia no deje entrar productos naturales porque teníamos
unas ganas de comprar la jalea real....
Luego hicimos la excursión en barca por los
canales de coco, y ha sido un viaje muy entretenido.
De nuevo en el barco grande nos llevaron a
otra parte de la isla donde pudimos ver como hacían golosinas con el coco. Allí
nos tomamos un zumo de caña de azúcar. También paramos para comer y nos dieron
una hora para comer arroz con cerdo y verduras. Como nos sobró tiempo, nos fuimos
fuera a leer.
Para terminar nos llevaron a una granja de productos
exóticos y nos dieron todo tipo de frutas y té mientras un grupo de personas cantaban
canciones tradicionales.
Lamentablemente aquí se acabó el día y nos tocó
volver a la ciudad.
Al llegar paseamos por las calles para terminar
con todos los recados que teníamos pendientes, y para cenar volvimos al mismo sitio
de los mariscos.
Día 20: Túneles Cu Chi (Ho Chi Min)
Otra vez nos levantamos pronto para tener todo
listo antes de que nos pasaran a buscar. Esta vez el guía no hablaba tan fuerte
y muchas de las explicaciones nos la perdimos.
Al llegar a los túneles nos enseñaron un video
de todas las estrategias que la gente de la zona diseñó para repeler a los americanos.
Nos han enseñado muchas de las trampas y escondites.
Incluso nos dejaron entrar en uno de los agujeros que, a pesar de que lo habían
ampliado para que puedan caber los occidentales, una que viajaba con nosotros
casi se queda atrapada.
Mira que dicen que la falta de recursos agudiza
el ingenio, pero madre mía que espabilados que eran los de este pueblo. Llenos
de trampas para herir a los soldados y trucos que hacían para despistarlos o
esconderse de ellos.
Por último nos dejan entrar en uno de los túneles
en los que vivían. El túnel en concreto tiene 150 metros de largo, con salidas
cada 20 metros. Nosotros pensamos que eso estaba chupado y quisimos hacerlo
hasta el final. Después de 40 metros de cuclillas y lleno de gente por delante
y por detrás, Geraldine tomó la salida sin pensarlo. Helios se animó a
completar el recorrido, aunque sudó la gota gorda...
Ya para terminar nos dieron un té acompañado
con Yuca, que a pesar de que mucha gente no les gustó, nosotros nos lo comimos
tan ricamente.
Al volver nos dejaron en la puerta del museo
de la guerra. En este se enseña otro tipo de guerras, como las que tuvieron
entre ellos entre la parte norte y la sur. Impactaba las torturas a las que se sometían
entre ellos mismos, y como quedaban los reclusos después de 10 años de torturas
y encarcelamiento. La verdad que las fotos y las descripciones de cómo se
trataban los unos a los otros nos ha dejado muy tocados y no entendemos como la
gente puede ser tan cruel. Son estos
momentos en los que das gracias de haber nacido en un país que no está en
guerra.
Ese día cenamos en Burger King y preparamos las
cosas para el viaje. Contratamos un taxi para las 6 de la mañana y controlamos
los gastos para estar seguros que nos quedaba para desayunar.
Cambiamos 2 libros de lo que teníamos por uno
nuevo, y con esto pusimos fin a un país que, a pesar de algunas sorpresas que
tuvimos, nos ha encantado y enamorado. Sin duda la mejor comida hasta el
momento y paisajes que te quitan el aliento.
Muchas gracias Vietnam.
Día 21: De Vietnam a Singapur
Nos levantamos, cogimos el taxi, desayunamos y
cogimos el avión. Simple y fácil. Aun así nos ha llevado toda la mañana...
Al llegar a Singapur nos pusimos a solucionar
donde íbamos a dormir en Australia, y las comodidades de este aeropuerto hacen
sin duda que sea nuestro aeropuerto favorito. Después de haberlo solucionado,
intentamos hacer el tour gratuito por la ciudad, pero como quedaban menos de 6
horas para nuestro vuelo, no nos dejaron cogerlo. Así que nos tuvimos que
conformar con ir a comer al Burger King del aeropuerto, y pasarnos un buen rato
en las máquinas gratuitas de masajes en los pies. Hasta hemos acabado con dolor
en los gemelos de tanto rato en las máquinas…
Por suerte el siguiente vuelo era por la noche
y aprovechamos para dormir lo más que pudimos.
Si bien en Australia también estaremos de vacaciones,
al no estar viajando y conociendo cosas nuevas y al no querer gastar mucho de
nuestros ahorros, hace que la sensación sea diferente. Pero damos gracias a que
tenemos unas vacaciones para descansar de las vacaciones.





