Ya estamos en
nuestra nueva ciudad. Las 2 primeras semanas las teníamos en un Hostal hasta
que conseguimos una casa que se pudiera llamar hogar. En nuestra segunda noche
ahí, nos tocaron la puerta y nos ofrecieron trabajo temporal en una fábrica de
cojines. Al principio solo para una chica y luego para los 2. Ósea que el que
dice que el trabajo no toca a tu puerta no estuvo en nuestro hostal jajaja.
A partir de ahí
nos mudamos a las afueras de la city, al barrio chino, prometemos que no lo
hacemos apropósito, pero se ve que es el barrio que mejor nos trata porque
siempre queremos vivir allí.
Los primeros
meses fueron muy ajetreados con el trabajo, y además tuvimos problemas en
nuestra primera casa y tuvimos que mudarnos. También hicimos un viaje fugaz a
Brisbane a buscar nuestras cosas y, para colmo, en el viaje se nos rompió el
coche nuevo (solo nos duró una semana!!!). Trabajábamos tanto que el domingo
(nuestro único día libre) estábamos muertos, asique poco conocimos de la
ciudad.
Tuvimos la suerte
de ver el Vivid Sídney que es cuando hacen animación de luces en la opera house
y otros edificios emblemáticos.
Aprovechamos la
visita de Víctor para ir a conocer las 3 hermanas (unas rocas) en la Blue
montain.
Ya empezado el
verano no nos perdimos las típicas Barbacoas en la playa con amigos.
Ahora, una vez
que estamos más estables en nuestros trabajos (helios como informático y
Geraldine como jefecita en la fábrica) es cuando podemos ponernos al día con el
blog y la vida viajera.
En diciembre
teníamos vacaciones obligadas, y no perdimos la oportunidad de comprar pasajes
para Tasmania. Uno de nuestros viajes soñados hace tiempo.
Para no empezar
el viaje muy cansados el 24 pasamos una navidad en casa tranquila. Salimos a
cenar a nuestro restaurante japonés favorito y volvimos a casa a brindar.
El 25 a primera
hora de la mañana nos fuimos para el aeropuerto. Por suerte al ser un viaje
local, no nos hicieron problema con las mochilas, a pensar que en la de mano
llevábamos una tienda de campaña con ¡¡¡piquetas!!!! El vuelo más económico hacia
escala en Melbourne y allí es donde nos encontramos con Flor, una amiga de la
infancia de Geraldine quien nos iba a acompañar en la travesía por la isla de
Tasmania.
Ese día llegamos
tarde, y después de reservar el único uber de toda la isla y hacer el checking
en el hostal nos fuimos a pasear por una ciudad Hobart fantasma. Conseguimos un
Fish and Chip abierto e hicimos de ello nuestra cena.
El 26 nos
levantamos pronto y fuimos a buscar el coche. Una vez que terminamos los trámites,
nos fuimos a comprar lo necesario para sobrevivir en caso de no encontrar
supermercados en toda la isla. Nuestra parada final del día era Freixenet park,
que es una península verde a 3 horitas de Hobart. Claro está que en el camino
aprovechamos para hacer paradas como catas de vino con lindas vistas o intentar
como locos comprar ostras.
Llegamos al National
Parck un poco tarde. Una vez comprado los tickets necesarios para poder visitar
todos los parques de la isla, comimos unos sándwiches (para tener energías), dejamos
de jugar con los wallabis del parking y nos pusimos a caminar.
A pesar de que
ya era un poco tarde, nos animamos a hacer la caminata de 4 horas que pasa por
el mirador y las 2 playas. La verdad que a pesar de que en el viaje nos llovió
un poco, el tiempo aclaró y nos hizo un clima de lujo para poder disfrutar de
unas playas hermosísimas. Esa noche la pasamos en un camping gratuito cerca,
llamado friendly beaches y seguramente se llamara así por los animalitos
simpáticos que hay para recibirte.
El 27 teníamos
que seguir viaje hacia el norte. Aprovechamos la mañana para conseguir esas
cosas que nos moríamos de ganas de hacer en la isla: como comer ostras, comprar
buen aceite de oliva o un buen queso de la zona.
Finalmente
llegamos a la hora de la comida a Bay of fire, y aprovechamos las barbacoas de
la playa para hacer una rica carne de esas que abundan en este país.
Después de
comprar unas frambuesas caseras en una casa-granja, nos dirigimos al Bridestown
Lavander Estate, en el que hemos hecho un tour de lo más simpático y aprendido bastante
sobre los efectos medicinales de la lavanda. Aprovechamos para sacarnos unas
fotos preciosas….
Decidimos pasar
noche en el parque nacional Narawntapu o como muchos llaman Poo!! Haciendo
referencia a la cantidad de mierdecitas que hay de tantos canguros, wallabis y
otros animales por de la zona. Antes de que oscureciera nos hicimos amigos de
todos los animalitos que rodeaban el parque y la zona de acampada.
Al día siguiente,
un poco decepcionados porque se largó a llover, íbamos a dar una vuelta en
coche por el parque cuando un guía se nos acercó a decirnos que iba a hacer una
visita guida por el parque buscando flora y fauna!!! Imagínense la cara de
Geraldine al pensar que podía encontrar wombats libres por los campos.
Lamentablemente esta especie sufrió una enfermedad y el parque paso de tener
250 individuos a solo 20 que no encontramos. De todos modos, vimos 3
serpientes, miles de canguros y wallabis de las 2 razas y muchos pájaros… hasta
cagadas del demonio de Tasmania!!!!
Después de la
excursión, otra vez en coche hasta llegar al centro de la isla. Nuera próxima
parada era el Lago Dove, pero desgraciadamente cuando llegamos estaba lloviendo
asique no pudimos hacer la caminata de 2 horas que teníamos planificada. Como
se nos estaba haciendo de noche y aún quedaban muchos kilómetros por hacer, decidimos
omitir la parada de Quenstown y Strahan que son pueblos pesqueros y mineros, y
pasamos la noche en un lago llamado Burbury a mitad de camino en un parque natural.
La mañana
siguiente en direccion al Lago, nos desviamos a desayunar en un pueblo con mucho encanto.
Luego empezamos la caminata por el Lago St Clare que le da
nombre al parque. Caminamos 2 horas entre vegetación y lago. Tiene un mirador
para ver ornitorrincos, pero eso si tienes la suerte de ver alguno….
Ya con la excursión
hecha, nos pusimos camino a Hobart. A mitad de camino hicimos parada en las
cascadas Rusell que por no esperar nada de ellas nos han sorprendido. La vegetación
en esta zona es más selvática y le da un aire mucho más misterioso. Como
curiosidad hemos visto durante el camino plantaciones de lúpulo que usan para
crear la cerveza nacionalmente conocida: Cascade.
Llegamos a Hobart
para la hora de la cena y no pudimos evitar cenar unas pizzas, pero sin perder
mucho tiempo que aún nos quedaban como 2 horas para llegar donde queríamos pasar
la noche y no quedaban tantas horas de día.
A 10 kilómetros
de llegar al camping que teníamos planificado vimos un cartel de que ya estaba
lleno, o sea que con eso perdimos toda posibilidad de montar la tienda con luz.
Buscando por la zona algún lugar para dormir sin que tuviéramos que volver muchos
kilómetros, conseguimos que un señor nos dejara dormir en el parking de su
negocio que estaba habilitado solo para caravanas con baño.
Al día siguiente
nos fuimos a Port Arthur eternamente agradecido con el hombre que a las 22 de
la noche nos dejó un lugar para poner la tienda.
Ese día teníamos
que devolver el coche, asique íbamos con un poco más de prisa que la normal, y
hemos descartado la visita a la prisión por precio y falta de tiempo. Preferíamos
mucho más la caminata a los acantilados “Cape Hauy”. Es una caminata de unas 4
horas, que sin duda ha sido una de las mejores que hemos hecho en Australia.
Como muchas veces decimos, Australia nos llama la atención por lo inmenso de
todo, y esta camita en medio de la nada es un claro ejemplo de ello. Es
impactante estar en una punta y ver el caminito finito y solitario que te
espera en la parte de enfrente.
Y cuando llegas a la punta, los acantilados y
sus preciosos colores dejan sin respiración a cualquiera.
Lamentablemente,
con esto se terminó nuestro viaje, asique no quedaba mas que volver a Hobart a
devolver el coche antes de que cerraran las oficinas. Pasamos la noche en un hostal
céntrico, que nos permitió salir a pasear por las calles ya por suerte no tan desiertas.
Y además tuvimos la suerte de que los yates que parten desde Sydney cada año a Hobart
justo acababan de llegar, y hacían un festival de la comida en su recibimiento.
No perdimos la oportunidad de pegarnos una buena cena, con cervecita de Tasmania
y buena música!!!
Al día siguiente
cogimos un taxi bien temprano y al aeropuerto. Así pasamos la última semana del
año. Ahora solo quedaba volver a casa y cocinar algo rico para despedir el año….







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