El martes lo teníamos
pensado para ver las Blue Mountains, pero como se habrán enterado se quemaron
todas. Esto supuso un gran cambio de planes no solo por la desilusión de no
poder ir, sino porque el miércoles que era cuando pensábamos volver nos
recomendaron los de la casa que no viajáramos porque iba a hacer más calor y
eso podía suponer más riesgos de incendio en la costa. Entonces ese día
decidimos hacer cuantos más quilómetros pudimos para quedar cerca de Brisbane y
así estar más a salvo. Nos levantamos bien tarde y nos pegamos un mega baño de
nuevo, esta vez intentamos encender las burbujas pero o no funcionaban o
estaban desactivadas. Cuando terminamos de disfrutar de la casa nos pusimos en
marcha dirección norte. El primer gran reto fue atravesar toda la ciudad sin
pagar ningún peaje (y en eso tenemos que agradecer al que invento el GPS). Obviamente
tardamos más, pero viendo el lado positivo vimos un poco más de estilo de la
ciudad. Una vez pasado el meollo y entrados en la autopista que recorre
Sydney-Brisbane en 900 km, hicimos nuestra primera parada cerca de un pueblo
que se llama Broklyn (como el de Nueva York) pero les puedo asegurar que el
sitio es exactamente lo contrario ya que se encuentra en un lugar con mucho
parque natural y un rio precioso para navegar.
Nuestra próxima
parada fue solo a 80km mas adelante (igualitos a estos australianos que se
hacen los 1.700km en un día...). El lugar se llamaba de Entrance y tiene ese
nombre porque es un trocito de tierra que divide el mar del lago Tuggerat. La
zona era muy bonita pero entre que aun era el comienzo y que no había mucho más
que hacer en la zona que meterse al mar, continuamos viaje pero por la
carretera turística en vez de por la autopista, así mientras hacíamos
kilómetros íbamos viendo los paisajes y los pueblos.
Otros 40 km más adelante
encontramos el primer pueblo con información de turismo, y como ya se acercaba
la hora de cierre nos bajamos a que nos informaran de lo máximo posible (seria
la ultima oficina que encontrásemos abierta ese día). La joven de la oficina
fue muy simpática y nos recomendó caminos alternativos en los que iríamos más
lentos, pero que sin hacer muchos quilómetros de más, pasaríamos por bonitas
zonas. Además nos recomendó algunos pueblos posteriores al que estábamos y nos
dio un folleto donde aparecen recomendados los pueblos más bonitos en la costa.
Siguiendo su explicación nos desviamos mas adelante y admiramos las vistas de
otro lago (lago Macquarie).
Tuvimos que dejar de lado la ciudad de Newcastel
aunque era una de las primeras ideas, ya que el hombre que nos alquiló la caravana
no nos lo recomendó y tampoco podíamos hacer paradas cada 30 km. Así que
seguimos de largo un poco mas y nos desviamos unos 70 km para hacer la última
parada del día en puerto "Stephens". Sin duda esa fue la mejor parada
del día. Es la entrada natural del océano con una diversidad enorme pero que
deja como resultado unas playas súper tranquilas y un hábitat que muchos delfines
eligieron como lugar de alojamiento. Nosotros llegamos prácticamente al
atardecer, y aunque el deseo de Geraldine de ver algún delfín mientras cenábamos
no se cumplió, decidimos que es un lugar precioso para hacer excursiones y
relajarse en la playa (a este lugar volveremos). Después de ir al faro y mirar
las vistas desde la punta de la montaña, nos compramos un Fish and Chips para
llevar y nos lo comimos en la punta del muelle apreciando las magnificas
vistas.
Ya después de esto no quedaba mucha luz como para hacer otra parada, y
como solamente estábamos a 2 horas de Sydney, nos tocó ponernos las pilas en la
carretera y dejar de hacer paradas porque los kilómetros aun no disminuían. Así
que cerramos el folleto en el que nos nombraban las cosas interesantes e
hicimos 220km del tirón (o por lo menos sin pararnos en pueblos). Pasamos la
noche en un "rest area" muy cómodo y solo nos quedamos a 30 km del
pueblo que queríamos ver la mañana siguiente.
La mañana del miércoles les volvimos hacer caso a la revistita
y pasamos por un pueblo llamado Laurieton. Dimos allí un paseo por una iglesia
que tenía unos jardines muy bonitos.
Otro punto que recomendaban era ir a ver las vistas desde la
punta de la montaña. Al principio pensábamos que teníamos que hacerlo caminando
y desde abajo te avisaban que eran como 5 horas. Nosotros no teníamos tanto
tiempo, pero aunque el GPS no encontró el camino para llegar a la punta, la
revista nos guió y así nos ahorramos caminar 5 km de subida. Las vistas desde
arriba eran geniales, lástima que nosotros lo teníamos que intuir detrás de ese
humo.
La siguiente parada era hacer esos 11 km que nos separaban
desde la montaña a lo que veíamos desde ella. Fuimos costeando un lago en el
cual se crían ostras (así que estuvimos atentos a ver si conseguíamos ostras
frescas) hasta llegar al parque que hay en la punta, justo en la entrada del
mar. En el bosque no lo pasamos muy bien porque estaba lleno de moscas y
hormigas gigantes, pero una vez que llegamos a los miradores valió la pena. Nos
hubiese gustado que el día estuviese mejor para poder bañarnos, pero que
estuviera así nublado nos sirvió para no tener tanto calor en nuestro coche (el
aire acondicionado no nos funciona muy bien que digamos).
La idea era hacer los 30km que nos separaban de Port
Macquarie por el camino escénico sin parar, pero para dos jóvenes con ganas de
recorrer mundo eso era mucho pedir. Nada más dejar el pueblo, encontramos un
cartel de un criadero de ostras que las venia al público. Así que nos volvimos
a desviar y hacer una parada mientras comíamos esas riquísimas y frescas ostras
en frente del lago.
Después de eso si que fuimos buenos chicos y continuamos
hasta justo antes de llegar al pueblo, donde había un faro en el que subimos a
ver las vistas. Nos contaron que justo antes de que nosotros llegáramos había
un grupo de 5 delfines jugando enfrente del faro. (Cachis!!)
Lo primero que hicimos en el pueblo fue pasarnos por el
hospital de koalas. Si bien es mucho más grande que el de Brisbane, en este los
koalas parecen menos contentos y se mueven menos. En fin, seguramente sea
porque estaban más enfermitos que los de Brisbane.
La siguiente tarea era repostar gasolina y buscar un sitio
para comer. Encontramos las 2 cosas prácticamente juntas y nos llevamos la
sorpresa de que la porción de fish and chips estaba de oferta a 5 dólares. Así
que pedimos 2 raciones y nos pusimos las botas comiendo frente al mar. Estuvo
entretenido ya que había un par de surfistas que nos alegaban la vista mientras
comíamos.
A partir de ahí como aun nos quedaban 6 horas para llegar a Brisbane,
decidimos hacerlas del tirón y así llegaríamos sobre las 20.00. Habíamos
reservado hace un par de días una casa por Airbnb, pero la chica no nos daba
señales de vida, el pago había venido rechazado y ya empezábamos a dudar si tendríamos
casa al llegar o no. Si no teníamos casa era un gran problema porque dormir en
el coche en la ciudad no creemos que este permitido, y encima como si eso ya no
fuera suficiente, despejó el día completamente y hacía mucho calor para el
viaje de vuelta.
Después de hora y media de conducción, Geraldine ya se
estaba subiendo por las paredes del calor que tenia, y aprovechó que pasábamos
justo por al lado de un pueblo llamado Nambucca Heads para parar, ya que en la
revista había una foto de unas playas muy bonitas y tranquilas justo donde desembocaba
el rio. Sin desviarnos mucho, bajamos para que Geraldine pudiera refrescarse
(en realidad ya con abrir la puerta era suficiente) pero como se había hecho la
idea de meterse en el agua, se remojo un poco aunque no mucho ya que había un cartel
decía que tuviera cuidado con los tiburones, medusas, corrientes y otros
peligros (tiburones???). Aprovechamos para ver las vistas desde la punta de la
montaña y seguimos el viaje ya que no queríamos llegar muy tarde a Brisbane.
Por el viaje pasamos por una zona de cultivo de cañas de azúcar
y refinado del mismo que dejaron el coche con un olorcito rico, y esta vez
logramos conducir 3 horas sin ninguna parada en pueblos. Paramos en un pueblo
llamado Ballina, pero ya estaba oscurecido así que no tuvimos que explorar las
vistas. En lugar de eso, elegimos un lugar para cenar (en este caso una pizzería).
Cada vez veíamos menos probable llegar antes de las 21h a Brisbane y aun no teníamos
contestación de la chica. Asique a 2 horas de llegar a Brisbane nos paramos en
una Rest Area para pensar si pasábamos la noche ahí o no. Cuando decidimos que
no teníamos otra posibilidad, nos contestó la chica y nos pidió disculpas, pero
como decía que estaba en Reino Unido, había estado durmiendo hasta el momento.
Como nos dijo la dirección, conducimos sin parar hasta la casa. Llegamos a las
22h y aun el chico que también vive en la casa estaba despierto. Nos enseño un
poco por encima la casa y nos fuimos a dormir más que contentos, que por fin podíamos
pasar la noche bajo techo. Un techo que como mínimo iba a ser nuestro por 1
semana.
Felicitaciones si leíste las 4 entradas, leíste un total de
4.280 palabras!! Seguramente hubieran sido muchísimas más si hubiésemos tenido más
tiempo. Ahora lo que nos queda es alojarnos en la ciudad, adaptarnos al clima,
y conseguir casa y trabajo.
Por si te perdiste en alguna parte, una imagen vale mas que mil palabras (en este caso, un mapa vale igual que los 2.700 km recorridos):
Por si te perdiste en alguna parte, una imagen vale mas que mil palabras (en este caso, un mapa vale igual que los 2.700 km recorridos):

No hay comentarios:
Publicar un comentario